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La Casa de Diego Velázquez, localizada en una
de las esquinas del histórico Parque Céspedes, en Santiago de
Cuba, es la antiquísima residencia del adelantado Don Diego
Velázquez, en la Isla de Cuba.
Allí en la ciudad de Santiago de Cuba, fundada
en el año 1514, la cual fuera villa hasta 1518 que obtuvo el
título de ciudad y posteriormente las armas de su escudo, con
la inscripción de "muy noble y muy leal" como reconocimiento a
sus moradores que rechazaban los ataques de corsarios y
piratas, la edificación es conocida por todos como la Casa de
Diego Velázquez.
Fue Santiago nuestra capital hasta 1596 y en
ella habitaron personalidades históricas como Hernán Cortés,
Francisco Pizarro, Pedro de Alvarado y Juan Ponce de León.
En la planta baja del inmueble, el fundador de
la ciudad estableció sus oficinas mientras que en la planta
alta estaba su residencia. Funcionó como casa de contratación
y fundición de oro y plata también en la planta baja.
La casa es considerada la construcción española
de su tipo, conservada, más antigua de toda la América Latina,
por lo que representa una valiosa muestra de la arquitectura
colonial, ya que con seguridad fue construida entre los años
1516 y 1530.
Presenta en su estructura notables elementos
arquitectónicos y decorativos característicos del arte
mudéjar, incluye techos decorados con maderas preciosas, el
artesonado y las elaboradas celosías de las balaustradas en
los balcones, también de estilo mudéjar, principalmente
bordeando el patio interior. Es por ello que el inmueble, sede
del primer gobierno de la Isla, es de un elevado valor
patrimonial a la vez que atesora diversos muebles de la época
colonial. Entre sus elementos originales, de acentuada
influencia morisca, se encuentran las paredes, algunas
puertas, el horno de fundición y algunas pinturas murales en
sus paredes con sócalos, parecidas a las que aparecen en los
conventos mexicanos del siglo XVI. Los techos de la planta
baja son puros alfarjes moriscos, únicos en el acervo de las
techumbres criollas,
Antes del Triunfo de la Revolución se quiso
demolerla, a pesar de haber sido declarada Monumento Nacional.
Por ese entonces se celebraba en España un Congreso donde se
mencionó la casa como la más antigua de Cuba y entre las más
antiguas de América Latina. Gracias al esfuerzo del
historiador Nemecio Lavie, se pudo evitar su demolición.
Tras una cuidadosa restauración y rescate de
esta joya arquitectónica morisca, fue convertida en el Museo
de Ambiente Histórico Cubano, destinado a revivir el ambiente
colonial de la vivienda cubana, se inauguró el 30 de noviembre
de 1970; pero también se le identifica como el Museo de Arte
Colonial, porque su abarcadora muestra incluye numerosos
objetos de los siglos XVI y de la segunda mitad del XIX que
guardan estrecha relación con la forma en que vivían los
conquistadores y moradores en general de la Isla y toda la
América Hispana. Fueron restaurados los muros interiores y
exteriores de las dos plantas, así como los techos
primitivos.
Podemos encontrar en muy buen estado expuestas
para disfrute y apreciación del público, cerámicas de uso
ornamental y doméstico, cofres, armas de distintas épocas y
materiales, tapices importados por los peninsulares y de
creación nativa, escudos, espejos y otras piezas interesantes.
Hay quienes han bautizado esta la casa como el
Museo del Mueble, ello está motivado por la amplia muestra del
mobiliario que allí se expone, donde se da a conocer, en un
orden cronológico, la historia del mueble cubano y por la
riqueza histórica de los objetos que están en sus muestras.
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